Alemania ya ha arrancado a Francia, Italia, España y Holanda el apoyo para otro tratado, logrado en la reunión extraordinaria que mantuvieron en Berlín los ministros de Economía de los cinco países el pasado 6 de diciembre. Se espera que esta semana el resto de países acepten la propuesta. Y la Comisión Europea, tan resignada como molesta, también se ha plegado. “Pensamos que no es necesario y todos nuestros informes jurídicos indican que se puede hacer en base al artículo 114 del Tratado de la UE”, insisten en el departamento de Michel Barnier, comisario europeo de Mercado Interior. “Pero si es la condición para que haya un fondo de resolución bancaria, pues tampoco es tan grave”.
Por supuesto, esa no es la única condición de Berlín. Y se espera una larga negociación antes de que los ministros puedan cerrar un acuerdo sobre los bancos sujetos al fondo de resolución (Alemania quiere excluir a sus cajas de ahorros), el sistema de voto en el fondo (Berlín quiere un peso proporcional a su talla económica) y la autoridad que puede desencadenar la intervención de un banco (Berlín no quiere ceder la última palabra a la Comisión). Las quinielas diplomáticas apuestan por una victoria de Alemania en todos los puntos, o el aplazamiento de las negociaciones al año que viene. En cualquier caso, una excelente antesala para que Merkel remate la faena en la última cumbre europea, del jueves y viernes, en la que insistirá en su empeño de que los países del sur firmen un contrato de reformas a cambio de unas ayudas que no acaba de concretar.
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